dimecres, 3 de març del 2010

En record de les víctimes del terratrèmol de Xile

Quasi 800 morts. Un altre cop, la terra tremola i els homes, els edificis, queden en res. Davant de les nostres aspiracions humanes, la Terra, la natura, sempre acaba imposant-se. Nosaltres, les persones, només podem PROTEGIR-NOS A NOSALTRES MATEIXOS PROTEGINT-LA, TENINT CURA DE LA TERRA!.

Com a homenatge als morts, al ferits, als dessolats, aquest poema del xilè Pablo Neruda i unes fotos dels impressionants paisatges de l’Araucanía.


ARAUCO

En el fondo de América sin nombre
estaba Arauco entre las aguas
vertiginosas, apartado
por todo el frío del planeta.
Mirad el gran Sur solitario.
No se ve humo en la altura.
Sólo se ven los ventisqueros
y el vendaval rechazado
por las ásperas araucarias.
No busques bajo el verde espeso
el canto de la alfarería.
Todo es silencio de agua y viento.
Pero en las hojas mira el guerrero.
Entre los alerces un grito.
Unos ojos de tigre en medio
de las alturas de la nieve.
Mira las lanzas descansando.
Escucha el susurro del aire
atravesado por las flechas.
Mira los pechos y las piernas
y las cabelleras sombrías
brillando a la luz de la luna.
Mira el vacío de los guerreros.
No hay nadie. Trina la diuca
como el agua en la noche pura.
Cruza el cóndor su vuelo negro.
No hay nadie. ¿Escuchas? Es el paso
del puma en el aire y las hojas.
No hay nadie. Escucha. Escucha el árbol,
escucha el árbol araucano.
No hay nadie. Mira las piedras.
Mira las piedras de Arauco.
No hay nadie, sólo son los árboles.
Sólo son las piedras, Arauco.

PABLO NERUDA, Chile, 1904-1973